Jueves, media tarde. Chupapollas deambula por la ciudad en busca de un encuentro espontáneo, ¡una gran polla que vaciar! Tiene olfato para ellas y no le va a ir nada mal.
Llama la atención de un chico de la urbanización, con un pantalón de chándal gris que deja ver la forma alargada de su polla y el tamaño de su prepucio. Sin perder un instante, el tipo le hace señas para que le siga discretamente. Atrevido, el chupapollas obedece y acaba encontrándolo apoyado contra una pared en el sótano del aparcamiento de la urbanización. Le acaricia la polla como para hacerle saber lo que quiere.
El reputado chupapollas tantea y acaba por desenvolver una gran polla ya erecta: entre caricias, babas y pajas, el zumo acaba por salir a chorros.