Un bogoss cachondo, un lascar de pura urbanización, una polla enorme, dura como el hormigón armado, dispuesta a destrozarlo todo en la zona. Vicioso como el demonio, agarra a Chupapollas por el cuello, este mamón hambriento con un serio gusto por la polla de caid. Con una sonrisa de matón en la cara, el chupavergas le escupe en la boca y le rompe la cara, metiéndole la polla hasta el fondo como Tess. Sujeta la cabeza de Chupapollas, babeando y lamiendo la polla que idolatra, con los ojos brillantes de vicio, y finalmente lo inunda con un chorro de semen espeso y ardiente, que le chorrea por la cara como una marca de su territorio. El chupapollas se lo toma con calma, incluso suplica más, dispuesto a todo por esta cabalgada salvaje o se derrumbará delante del jefe, ¿eh?